Los vecinos de Siria
La familia Tameem está edificando una nueva vida en Des Moines, Iowa. Son de Siria.
Mientras el avión aterriza en Des Moines, Iowa, Ghazweh Aljabooli abraza a su hija Hala de 6 años. Ghazweh, su esposo Adbul Fattah Tameem y sus cinco hijos están en el último tramo de su viaje largo.
Los niños: Nazeer, de 15 años, Sedra, de 13 años; Haidar, de 11 años y los mellizos Hala y Mutaz están cansados. Ghazweh está preocupada. ¿Qué pasará ahora? En el aeropuerto, un hombre espera con una sonrisa. “Ahlan wa sahlan”, dice. Significa “bienvenidos” en árabe. Los ojos de Ghazweh se llenan de lágrimas. “Tenía tanto miedo”, dice.
DANNY WILCOX FOR TIMEA la mañana siguiente, los Tameem visitan su nuevo hogar. Los niños corren a sus habitaciones. Cada cama tiene una colcha hecha a mano con un muñeco de peluche encima. ¡“Hay un osito para mí!” dice Hala. Ghazweh siente una mezcla de felicidad y confusión. Esta nueva vida parece un sueño.
Escapar una guerra
El viaje de los Tameem comenzó hace cinco años. Vivían en Homs. Está al norte de la capital de Siria, Damasco. Los niños iban a la escuela. La familia iba de vacaciones. Pero eso cambió en 2011 cuando comenzó una guerra. Las bombas destruyeron la casa de la familia. La guerra mató a más de 400,000 personas.
Los Tameem escaparon a Jordania. Están entre las 5 millones de personas que escaparon de Siria. En Jordania, los Tameem se registraron como refugiados con las Naciones Unidas. Eso les dio protección internacional. Pero Jordania no era acogedora. Los Tameem decidieron que EE.UU. ofrecía más oportunidades para sus hijos. El proceso para mudarse a EE.UU. no es fácil. Oficiales de EE.UU. investigan muy de cerca a las personas que presentan una solicitud. Lleva entre 18 y 24 meses para ser recibir aprobación.
DANNY WILCOX FOR TIMEDos años después que los Tameem llegaron a Jordania, los oficiales les dijeron que podían mudarse a EE.UU. Ghazweh estaba tan excitada que saltó en el aire.
Una vida nueva para la familia
Los niños van a tres escuelas. Nazeer está en la escuela secundaria. Sedra y Haidar están en la escuela media. La escuela primaria de Hala y Mutaz es nueva. Está llena de niños de alrededor del mundo.
Durante el viaje de autobús de los mellizos, los niños de Nepal se sientan en un grupo. Los mexicanos en otro. Hala y Mutaz se sientan con otros sirios. “¿Alguien se baja en la parada 13?”, pregunta el conductor. Los niños permanecen en silencio. “Nunca conduje un autobús donde nadie habla inglés”, dice el conductor.
DANNY WILCOX FOR TIMEUn estudiante pierde su parada. Otro se baja en una parada antes de la debida. Finalmente, el autobús llega al vecindario de los Tameem. Llegó más de dos horas tarde.
Cuando se abre la puerta, Ghazweh agarra a Hala y la abraza. “¿Dónde estabas?”, pregunta. Ghazweh se había asustado. Pero unos minutos más tarde, ríe nuevamente.
DANNY WILCOX FOR TIMEAl día siguiente, la familia va a nadar al lago. Ghazweh observa a sus hijos jugar. Están juntos. Están seguros. Tienen un futuro, dice. Antes no lo tenían. “Estoy feliz”, dice Ghazweh en árabe, sonriendo hacia Hala. Y luego dice nuevamente, vacilando y sonriendo, en inglés: “Estoy muy feliz”.