Tormentas fuertes
La temporada de huracanes del Atlántico de 2020 fue una de las más activas registradas. Entre mayo y noviembre, 30 tormentas grandes se formaron en el Océano Atlántico. Trece de ellas se convirtieron en huracanes.
Eta e Iota fueron huracanes poderosos. Eta golpeó América Central en noviembre. Causó destrucción desde Panamá hasta Florida. Iota llegó dos semanas más tarde. Fue aún más poderosa.
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Los científicos dicen que el culpable es el cambio climático. Las emisiones de gases de efecto invernadero están aumentando. El cambio climático está afectando la conducta de las tormentas. Las está haciendo más fuertes.
James P. Kossin es un científico en la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica. “Estas tormentas tienen una huella humana en ellas”, dijo a TIME for Kids.
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Ciencia de tormentas
Los huracanes empiezan en el océano. Toman energía del aire del océano. El agua en el Atlántico se está calentando. Esto significa más energía para las tormentas. Los vientos soplan más rápidamente. Y hay más lluvia.
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Las tormentas también se están moviendo más lentamente. Por lo que tienen tiempo de causar más daño. En 2017, el huracán Harvey se quedó por días. Inundó partes de Texas. “Esa tormenta fue devastadora”, dice Kossin. “Se mantuvo ahí. Y llovió sin parar”.
Los científicos pueden ayudar a las ciudades a planificar para tormentas grandes. Dereka Carroll-Smith trabaja en el Instituto Nacional de Estándares y Tecnología. Ella estudia datos de las comunidades más afectadas por los huracanes. Estas incluyen áreas con muchas personas mayores o casas móviles. La investigación de Carroll-Smith ayuda a las ciudades a hacer planes para evacuar a la gente. “En algún momento, tormentas intensas serán devastadoras para todos”, dice ella.
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Necesitamos desacelerar el cambio climático, dice Kossin. Reducir los gases de efecto invernadero es el primer paso. “Podemos hacer que no empeoren. Luego, podemos empezar a adaptarnos al clima nuevo en que vivimos”.